Soy Montse Flores, exusuaria de Casa de la Amistad para Niños con Cáncer. Actualmente tengo 23 años y quiero compartir mi experiencia como sobreviviente del cáncer infantil.
Mi batalla contra el cáncer comenzó a los 3 años, cuando me diagnosticaron Leucemia Linfoblástica Aguda de primer nivel. Aunque en mi infancia era una niña muy activa y juguetona, mi madre, Angélica Flores, notó un cambio en mí: empecé a mostrar menos energía, comía poco y tenía los ganglios inflamados, además de una pequeña protuberancia en la pierna. Cuando apareció otra detrás de mi oreja y mi corazón comenzó a latir rápido, mi madre y una tía no dudaron en llevarme al médico.
Después de varios diagnósticos erróneos, finalmente fuimos al Hospital Pediátrico Imán, donde confirmaron que tenía leucemia. El tratamiento era costoso, así que el médico nos habló de Casa de la Amistad, una organización sin fines de lucro que podía ayudarnos, y canalizó nuestro ingreso.
Gracias a todo Casa de la Amistad y a su Banco de Medicamentos, recibí todas las medicinas que necesitaba sin costo alguno. También nos regalaron un viaje a Cancún, donde tuve la oportunidad de conocer el mar. Ese viaje me dio mucha esperanza de sanar y fue como un sueño hecho realidad. Esos momentos siempre los llevaré en mi corazón.
El proceso de tratamiento duró dos años y meses, seguido de diez años de vigilancia. Como parte de la Pandilla CDLA, aprendí la importancia de mantener la fe y la esperanza, incluso en los momentos más difíciles. A los niños, adolescentes y sus padres les diría que jamás pierdan la fe, que sí se pueden curar a pesar de los momentos dolorosos y angustiantes. Siempre hay esperanza.
Hoy, soy madre de una niña de 12 años, y estoy feliz y sana, gracias al amor y apoyo de mi familia, los profesionales médicos y las personas maravillosas de Casa de la Amistad. Su ayuda fue invaluable y siempre estaré agradecida por su generosidad y bondad.