Los seres humanos somos sorprendentes. Nos adaptamos y nos recuperamos casi de cualquier situación por más difícil que sea, y los niños no son la excepción.
El cáncer de un hijo es una de las situaciones más penosas que habrás de vivir con la familia. La simple llegada de esta enfermedad cambia muchas cosas y no se puede continuar igual que antes. Sin embargo, lo más importante es tener presente que el cáncer es curable en un porcentaje muy alto, aunque el camino parezca largo y oscuro poco a poco irás viendo la luz, porque lo más importante en este proceso es mantener la esperanza y el amor.
Es frecuente que durante el proceso de la enfermedad aparezca un sentimiento de culpa. Es normal sentirla, pero también es importante que estés consciente de que nada de lo que hiciste es la causa de que haya surgido la enfermedad. Si permites que la culpa te invada, te paralizará. Centra tu atención en todo lo que ahora estás haciendo por tu hijo y la lucha que están manteniendo juntos, eso es lo realmente importante. Siéntete orgulloso como padre y acompáñalo en todo momento. ¡Ustedes son un equipo!
Es importante que los niños se sientan acompañados por sus padres, que les transmitan fortaleza, les den ejemplo y mantengan la disciplina y la estructura, porque eso les da certeza y seguridad.
El tratamiento del cáncer es un proceso largo y hay que ir poco a poco, paso a paso. (Seguir leyendo)