Puede ser que durante el proceso de la enfermedad tu hijo presente estos sentimientos:
Confusión. Es muy probable que no entienda todo lo que está pasando, los cambios en su cuerpo o en su salud, las nuevas reglas para su cuidado, etcétera. Hay que explicarle con palabras e ideas adecuadas para su edad y sin darle más información de la que él pida.
Enojo. A veces ésta es la forma de expresar su dolor y su coraje porque no puede hacer su vida normalmente. Recuerda que no es que esté enojado contigo, simplemente no sabe como lidiar con esto.
Culpa. Los niños, aunque no lo digan, se pueden sentir culpables de estar enfermos. Piensan que la enfermedad es un castigo por alguna travesura, comportamiento o pensamiento no adecuado. Si detectas estos pensamientos, hay que hablar con ellos y repetir las veces que sea necesario, que no es su culpa que su cuerpo está enfermo, pero no por algo malo que haya hecho.
Poco a poco, si los acompañas con cariño y con información, esos sentimientos se van acomodando.
¡Te sorprenderá cómo los niños tienen la capacidad de adaptarse a todo!